Cuando no me
ves, te miro.
Me apodero
de tus detalles:
del lunar en
tu oreja,
de tus
pequeños labios,
de tu
misterioso cabello.
Y todo se
vuelve mío,
habita en
mis recuerdos
y se
convierte en mi tormento.
Hay sentimientos que nacen signados, nacen para morir. Viven un instante y se vuelve eternidad en quien los padece porque no hay alma que los acoja. Estos escritos son manifestaciones de un sentimiento que nació y quien lo inspira quizá nunca lo sabrá. Son frutos que maduran en un árbol y no alimentarán a nadie, simplemente se pudrirán.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario