miércoles, agosto 24, 2011

Anexos

I
Hoy me acordé de ti
Había algo que me condujo a la puerta de tu recuerdo
y quien la abrió fue el dolor
Y me encontré hablando con un viejo sentimiento de tristeza
y al poco tiempo se unieron al diálogo la nostalgia
tu rostro
tus gestos
tu aroma
vinieron a constatar que tú no estabas ahí
Y como siempre me encontré solo
masticando un recuerdo en medio de la nada
palpando lo único que me quedó de ti:
un jardín secreto con una única flor marchita


II
Estoy lleno de tu vacío
tu ausencia me grita
con recuerdos inconexos
sin sentido
plagados de dolor

Visto tu ausencia de blanco
y me voy
dejándome olvidado
junto a tu sombra
que me cubre del sol abrazador
de la realidad

Volteo y miro hacia atrás
y me veo inmerso en mí
como un loco
sumergido en su delirio
desconectado
habitando el lado oscuro de tu corazón


III
Porque tu corazón
como la luna
tiene dos caras
y yo me quedé atrapado
olvidado en el lado oscuro
Vivo en un eclipse permanente
oscurecido por tu recuerdo
orbitando tu rostro
aquel gesto
y tu aroma

IV
Y al final no hubo amanecer
nos quedamos en la penumbra
y el  amor nació para morir al instante
quedó yaciendo inerte
en el lado oscuro de tu corazón
para ser olvidado
Se detuvo el tiempo para mí
la vida siguió para ti

V
¿Quién eres tú?
ya no te veo
ahora solo vives en mi recuerdo
y yo habito el jardín secreto solo

Han pasado los años
ahora te recuerdo distinta
ya no es igual
El dolor ha sido reemplazado
por una apacible insensibilidad
por un atrofiado sentimiento de paz
la tormenta ahora es llovizna
pero aún así me moja

El ímpetu de caballo desbocado
herido y en huída -que era mi amor-
se trasformó en la pasividad resignada
de un animal domesticado
y la rutina tranquilizante
me saca de la fosa de tu recuerdo

VI
Ya  mi nave –llamada Dolor-
no tiene bandera
ni velas
el viento ya no sopla
la tormenta pasó
ahora  solo flota a la deriva
pudriéndose
añorando el naufragio

martes, julio 05, 2011

Pequeño diario


Último día, Marzo 15 de 2011 11:43 p.m.

Todo cambió y yo ni me di cuenta, adiós febrero, adiós vida mía…

Tú eres un vestigio de mi pasado, el más reciente, el más lejano.

Ya la vida no es la misma, vuelvo a ser un extraño, un nómada, un desarraigado.

Yo nunca me fui, me quedé y de tanto quedarme, solo me quedé… y  de no ser por ti, mi vestigio del pasado, la memoria toda habría perdido.

Anoche, en un arranque de  nostalgia y de tiempo de sobra, volví a escuchar mi música, mis canciones, que son yo mismo, mi mismo yo, mi identidad, mi propia historia y recordé lo solo que me quedé. Lo solo que me siento, me acordé de ti, de mis amigos ausentes, de los que pensé eran mis amigos y por los que daría lo que sea. Me acordé que aquí me quedé, nunca me fui, todos se fueron, excepto tu.

Mi vida cambió, me he vuelto un funcionario, condenado a un horario, a una rutina, rodeado de gente desconocida, sin referentes, sin nada ni nadie, excepto tu, mi vestigio del pasado. Tu, mi recuerdo a veces lejano.

Ya no tengo a quien escribir, ya nada ni nadie me inspira, volví a invernar, a dormir; mi corazón, la bestia, fue sosegado. la fiera de dolor –que es mi corazón- una vez más fue derrotada,  sin pena ni gloria. El demonio desatado, sentimiento antiguo y doloroso, volvió a ser consumido y devorado yo con él.


Anoche, cuando escuché  las canciones en las que dejé rastros de mi vida, me sorprendió no tener un rostro que imaginar mientras escuchaba, la cabeza y el corazón vacíos otra vez. Ese es el castigo, volver a estar en paz, la paz de los muertos. El corazón convertido en tumba. Me siento tranquilo, pero muerto, un espectro, una sombra en la que ya ni los recuerdos habita.  Un funcionario que se sienta once horas al día en una silla a vegetar, a vivir como una persona decente, trabajando, ganándose la vida –muerte-  dejando que el tiempo pase sin dejar rastro de nada y de nadie, ya ni siquiera de ti, mi vestigio del pasado, que poco a poco se diluye.

Nunca tomaste en serio mi invitación. ¿Y sabes algo? Eso  me ha dolido, pues nunca quise entender lo evidente de tus razones. Pero bueno para mí eso ya es un acto inútil, “jamás será”, es ahora mi lema. A partir de este momento abandono esa frase que decía: “algún día será”. La dejo porque nada es para siempre.  Ya no te espero. Ya se impuso el verdadero fondo, aunque la forma siga siendo la misma. De todas maneras,  me quedo con lo más hermoso que tienes: tu amistad y lealtad. Fuiste la última, la que se quedó, la que aún sigue a mi lado, aunque con el tiempo contado, aún así eso te lo agradezco y significa mi amor y amistad  incondicional.

Por ahora dejaré que el tiempo y la rutina hagan su efectiva labor. Que sigan transformándome en un ser normal, en un hombre de bien, maduro, tranquilo, estable y adulto. Asumiré el rol que el destino me dio y que el mundo espera de mí. Venció la razón, ya en este mundo los románticos, los amorosos sobramos. Mis canciones se quedarán en el olvido, ya no tienen sentido, no tienen destinatario, ya no hay dirección ni rumbo. Por eso me sorprendo al escucharlas sin rostro, sin sentimiento, sin piel ni  aroma. Me entristece dejar todo eso, como si no hubiese sucedido.

De todas maneras, aquí sigo  porque tú también sigues.

No sabes cuánto te he querido.